Alcalá del Júcar, el lugar perfecto para hacer turismo rural en otoño
Muchos son los motivos por los que hemos deseado que la temporada estival agotase sus días en el calendario y poder disfrutar del otoño y sus bondades. Lo mejor es contrarrestar esa época de comidas copiosas, gastos desorbitados, estrés y calor con un poco de tranquilidad en algún paraje natural, y practicar el famoso y cada vez más exitoso turismo rural.
Un paraje natural en el que desconectar es Alcalá del Júcar, un pueblo conocido con el sobrenombre de la Joya de La Mancha. Ubicado a 53 kilómetros de Albacete, posee un completo servicio hostelero que lo hace ideal para todo tipo de bolsillos. Podemos optar por un hotel con todo lujo de detalles o por una casa rural en la que, además de ahorrarnos unos euros, es posible hacer una vida más familiar.
Muchas casas rurales poseen un tentador jacuzzi o un spa, pero teniendo en cuenta que Alcalá del Júcar está declarado conjunto Histórico-Artístico, son muchos los rincones para perderse y deleitarse con las bellas estampas que el otoño recrea por sus calles y parajes naturales.
Y no solo durante el día es una gozada pasear por Alcalá del Júcar: también son idílicas las imágenes que pueden vislumbrar nuestras pupilas gracias a su iluminación nocturna, con la que consiguió el tercer premio en 1986 por la casa Philips, por detrás de la Torre Eiffel y la Mezquita de Estambul.
A veces nos planteamos no viajar porque tenemos algún animal de compañía que no podemos dejar con nadie, pero cuando hacemos turismo rural con toda la familia es posible incluir al perro, el gato, o el erizo. En este sentido, existen casas rurales que facilitan viajar a toda la familia unida.
Por último, el río Júcar, que da nombre a Alcalá del Júcar, nos ofrece un sinfín de oportunidades deportivas para que hacer turismo rural en otoño sea una experiencia inolvidable.